Toda persona que se integra a la vida laboral tiene la necesidad y el derecho de conocer lo que se espera de ella y obtener retroalimentación del proceso y del resultado de su trabajo. Ello conlleva a un gran nivel de responsabilidad para todos los líderes con equipos a su cargo, e implica ser conscientes de que, como seres humanos y por naturaleza, cometemos errores y nos equivocamos, lo que representa una gran ventana de oportunidad para que las personas podamos desarrollarnos.
Los líderes debemos estar preparados para generar y garantizar una retroalimentación constructiva de manera continua en la que sin duda se genere una relación recíproca de dar y recibir; pero no solo eso, debemos estar habilitados para generar procesos de retroalimentación oportunos y constantes.
El acercamiento cálido y de confianza abrirá la puerta para hacerlo de manera humana; apegarnos a un modelo de retroalimentación nos garantizará la efectividad. Posteriormente, es clave contar con elementos claros que den la posibilidad al evaluado de prepararse mentalmente para la conversación. Una vez abierta la puerta de la confianza y con la disposición necesaria para la sesión de retroalimentación será muy útil hablar de aspectos concretos (positivos o negativos) y ejemplos específicos, evitando emitir juicios de valor.
De igual forma es importante dar a conocer el impacto de las acciones y las conductas, dejando espacios de silencio para que el ejercicio fluya en ambos sentidos. Finalmente es importante cerrar con propuestas y/o compromisos del líder y del colaborador que permitan transformar las áreas de oportunidad en fortalezas.
El espacio que aprovechemos para retroalimentar a nuestros colaboradores es un gran regalo y una enorme oportunidad para fortalecer los lazos de confianza; generarlo está en nuestras manos y en tu tiempo. ¿Con que frecuencia deberíamos otorgar ese gran regalo a la gente?
Es este el principal punto de reflexión que hoy por hoy los líderes de los Mejores Lugares para Trabajar™ se plantean, ya que la retroalimentación no solamente estrecha el vínculo de la relación líder – colaborador, también permite asegurar la alineación con la estrategia y los objetivos organizacionales.
Hay que recordar que en la medida en la que proporcionemos claridad en lo esperado, con metas concretas y alineadas a la estrategia estaremos impulsando de forma determinante la rentabilidad del negocio.
Gestionar a los equipos de trabajo con espacios de retroalimentación constantes, con agenda programada e incluso fuera de ella en caso de ser necesario nos permitirá no depender solamente de una evaluación anual. Esto elevará la eficacia de la toma de decisiones basadas en compromisos mutuos, más allá de estadísticas de dominio de habilidades.
Ante los constantes cambios en metas, ajustes de estrategias y necesidad de avanzar al mundo digital, la tendencia nos impulsa a que la retroalimentación sea constante, sobre todo por la demanda de las nuevas generaciones por desarrollarse continuamente y conocer sus fortalezas y áreas de mejora.
No dejemos de lado la oportunidad de contribuir al desarrollo personal y profesional de los colaboradores. Sumemos y multipliquemos para que como consecuencia de un buen sistema de retroalimentación basado en la confianza podamos verlo reflejados en no solo en la productividad, sino en el mejoramiento de la comunidad en la que se desenvuelven las organizaciones.